Obra de madurez que pertenece a la última etapa del pintor y en la que Romero de Torres realiza el grupo denominado Chiquitas buenas al que corresponde esta obra.
En esta obra se sintetiza todo un cúmulo de sensaciones, que van desde la contemplación de los clásicos; resultado de sus viajes a Italia, hasta su manera de captar lo nacional y autóctono.
María Teresa López, una joven de cabello moreno y tez blanca, de fina nariz enmarcada por un delicado rostro ovalado de labios delgados y boca pequeña, resalta sobre de un fondo tenebrista. Su mirada al frente, serena, con los párpados medio caídos le confieren una dulzura única. Vestida con blusa abullonada blanca-azulada posa de perfil sosteniendo una jarra de cerámica entre sus manos, una jarra hueca, de cuerpo alto con boca irregular y asas, que está decorada con motivos florales en rojo y azul Una vez más se contempla la belleza de la mujer cordobesa con la belleza de la cerámica popular. Romero de Torres consigue a través del color dar las calidades exactas, por lo que confiere al retrato un realismo que sobrecoge.
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Museo Julio Romero de Torres. Plaza Potro 1, 14002 Córdoba
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