Junto con El pecado y Las dos sendas forma parte de una trilogía sobre el tema del amor místico y el amor profano con la mujer como protagonista de esta dualidad. Para ello utiliza la misma modelo que en el El pecado, cuadro complementario y sin el cual no es posible entender en su totalidad esta obra.
En este lienzo de 1915 se observa el descendimiento de una joven desnuda que es recogido de forma sutil por dos monjas. La joven descendida, de frente, envuelta únicamente por un paño blanco de pureza, que cubre la pelvis de la muchacha, es ayudada por dos monjas franciscanas, vestidas con túnica marrón, toca blanca y velo negro; una de las monjas sostiene a la joven desnuda delicadamente por los hombros, mientras la otra monja, arrodillada, sostiene las piernas de la muchacha, apoyando su cabeza en las rodillas. Justo detrás y en el centro una anciana, símbolo de la sabiduría, se mantiene en actitud redentora y parece perdonar a la mujer que acaba de perder su honra. A la derecha, una joven vestida de negro llora mientras sostiene en una de sus manos una vara de azucena, símbolo de la pureza perdida. Al fondo un paisaje imaginario lleno de luz y de contrastes verdes y azules con el cementerio de San Rafael a la izquierda, la iglesia de la Fuensanta, el río Guadalquivir, la Calahorra y el Campo de la verdad, el Puente Romano, la Mezquita y su torre, la fachada de la iglesia de Santa Marina, San Lorenzo, el paisaje arquitectónico de Córdoba y Sierra Morena.
Pulse los botones Play para escuchar una versión locutada de la descripción o de la audiodescripción para personas con discapacidad visual.
Pulse en audiodescripción para acceder al texto de la misma.
Museo Julio Romero de Torres. Plaza Potro 1, 14002 Córdoba
2011 Ayto. de Córdoba. Todos los derechos reservados. Aviso legal