Esta obra corresponde a 1927, es la representación peculiar y muy personal del tradicional tema del bodegón.
A las naturalezas muertas, al bodegón frío de frutas y flores inexpresivas opone Romero de Torres esta representación de manera que mezcla el bodegón y la figura humana. La figura central es una mujer desnuda de medio cuerpo. Ataviada únicamente por una falda blanca, muestra a esta joven morena, de perfil y con la mirada al frente, quien adelantando su pierna, mantiene una postura sensual. La joven sostiene entre sus brazos unas naranjas sobre su pecho. La desnudez de su piel blanca, de pechos y hombros, contrasta con el fondo oscuro del cuadro y el color vivo de las naranjas que aguanta la protagonista. Su pelo negro recogido en un moño, su rostro redondo marcado por unos ojos negros, nariz y boca grandes le conceden un aspecto atractivo. La singularidad de Romero de Torres está, en darle a la fruta el valor de integrante protagonista del cuadro. La composición posee toda la sensualidad de los bodegones flamencos, pero además Romero de Torres aporta su original interpretación del tema con la participación del desnudo. En el fondo de la composición aparecen una serie de piezas arqueológicas que el pintor suele utilizar como motivo de decoración. También, aparecen al fondo un naranjo y unas macetas en un patio central, rodeado de casas.
La pieza rebosa sensualidad y erotismo y supuso una verdadera provocación para los círculos más reaccionarios de la sociedad del momento.
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Museo Julio Romero de Torres. Plaza Potro 1, 14002 Córdoba
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