Pertenece a la última etapa del pintor en el año 1929, tan sólo un año antes de su muerte, cuando su técnica y su estilo estaban ya perfectamente definidos.
Una muchacha de pie, desnuda, cubre sus piernas con un capote de torero que sujeta con la mano izquierda. Recostada sobre el quicio de una puerta abierta, nos muestra un desnudo, de anatomía perfecta, que constituye un alarde de dibujo. En su mano izquierda, sostiene una rama de laurel, símbolo de la gloria. Con la mano derecha, sujeta un capote torero con el que cubre sus piernas. Sus pies desnudos, descansan sobre una lápida de mármol, que lleva inscritos los nombres de dos “califas” del arte del toreo, Lagartijo y Guerrita y el sevillano Belmonte.
Este lienzo, cargado de simbología, posee una composición impregnada de dramatismo. El fondo es una plaza de toros, cuya puerta es la de la plaza de Madrid. Una cruz, en medio de una plaza abierta, acentúa aún más, el dramatismo de la escena, cargada de nubarrones negros, que parece presagiar un destino trágico. Romero de Torres, intenta sugerir en este lienzo, el alto precio de la fama y para ello se vale de símbolos de la muerte, que utiliza con maestría.
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Museo Julio Romero de Torres. Plaza Potro 1, 14002 Córdoba
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